Plaza de Toros

La antigua plaza de toros en la Corredera

En nuestro municipio existían unos corrales usados para las reses que eran propiedad del ganadero D. Dionisio Bueno. Poco a poco se fueron mejorando y habilitando hasta completar un verdadero coso taurino con capacidad para 2500 espectadores. Fue bautizada con el nombre de Plaza de la Corredera aunque era popularmente conocida como Plaza Real. Era un escueto coso pero contaba con todos los elementos propios de una plaza de toros. Se comentaba que “estaba construida con esmero y elegancia”. Tenía palcos cubiertos, un ruido de 30 metros de diámetro, cuatro burladeros, chiqueros enfermería, cuadras y patio de caballos. Como era habitual no actuaban primeras figuras del mundo del toro pero si novilleros punteros que más tarde figurarían en carteles de plazas de primera categoría. 

Foto Cronista oficial Manuel López Fernández 

Para la feria y fiestas del año 1920 se organizó un ambicioso mano a mano entre dos figuras de las máximas figuras del arte del toreo, Ignacio Sánchez Mejías y Paco Madrid. La expectación en toda la provincia fue máxima pero la incompetencia de la primera figura, Sánchez Mejías supuso un fuerte varapalo que precipitó la puesta en marcha de la construcción de la actual plaza de toros. 

Sánchez Mejías y La Chelito

La corrida de toros programada para el 8 de Septiembre de 1920 dentro del programa de feria y fiestas de Vva. Del Arzobispo se esperaba con enorme expectación. Desde temprano aquel día se sentía un ambiente bullicioso, con gran trasiego y autobuses provenientes de distintos lugares de la provincia. El estado de nerviosismo de los componentes de la comisión de festejos era evidente al comprobar el incidente de que ni Sánchez Mejías ni ningún miembro de su cuadrilla habían pernoctado en nuestra localidad. Se sabía que en la tarde anterior había toreado con éxito en Albacete pero la inexistencia de teléfono y telégrafo al ser día festivo hizo que nada más se supiera de él. 

                                Sánchez Mejías                                           La Chelito

Al tiempo se supo que el maestro, una vez terminada su faena en Albacete se reunió con un grupo de amigos en un bar donde se encontraba la afamada cupletista Consuelo Portela conocida popularmente como “La Chelito”, y que allí se enzarzaron en una gran juerga. Ella era una mujer de extraordinaria belleza que entre copa y copa dejó obnubilado al torero. Una vez terminó la fiesta a altas horas de la madrugada, el torero no tuvo capacidad para torear al día siguiente. La ilusión de muchos aficionados, que con mucho esfuerzo habían comprado una localidad para verle torear, quedó apagada. Pese a que la corrida llegó a celebrarse gracias a Paco Madrid que toreó los seis astados previstos, el público se sintió muy defraudado. 

Una plaza excepcional 

El enorme desencanto producido por la corrida de Sánchez Mejías fue tal, que en octubre de ese mismo año varios Villanovenses amantes del mundo del toreo constituyeron una sociedad anónima con el fin de construir una nueva plaza de toros. Con gran entusiasmo comenzaron las obras de las que sería una de las plazas de toros más grandes de la provincia. Contaron con un capital en acciones de 200.000 pesetas. 

Las obras se vieron interrumpidas pero se retomaron en 1927 con un gran impulso trabajando a marchas forzadas para que estuviera terminada para las fiestas de septiembre de 1928. 

La plaza y los arquitectos

La plaza de toros actual es un exuberante edificio de estilo neomudéjar donde sobresale el uso del ladrillo y los arcos de herradura. Estos elementos la dotan de gran originalidad y elegancia. 

El nuevo coso se le encargó a José María Tortajada, quien levantó el edificio hasta los tres metros de altura. Más tarde y a partir de 1924 asumió la dirección técnica el ingeniero militar Ángel Arbex, quien modificó la estructura en la parte hueca del edificio, sustituyendo al ladrillo por el cemento para ahorrar costes y resultar más compacto. 

Nuestra plaza tiene una capacidad de 6000 espectadores entre las gradas y los palcos. Esta dotada de todos los servicios necesarios: Toriles con ocho chiqueros, tres corrales para el ganado, desolladero, cuadras, patio de caballos, capilla, enfermería y vivienda para el guarda. 

En el último periodo de construcción es destacada la participación del maestro de obras D. Manuel López Ramírez quien le dió aspecto ornamental y la comodidad y amplitud que posee. 

Pendientes del certificado del Gobierno Civil

El día 4 de septiembre de 1928 llegó correspondencia del gestor administrativo de Jaén, máxima autoridad durante la dictadura de Primo de Rivera, indicando que no se concede la apertura hasta llevar a cabo las pruebas pertinentes. 

Las pruebas, a seis días de la inauguración, eran inviables, suponían días de trabajo y todo ello sin poder aplazar el festejo. Así Ángel Arbex explicó el proceso de construcción a Luis Berges Roldán, declarándose único responsable y firmando los certificados necesarios. Finalmente se consiguió la documentación aprobatoria necesaria dando paso a la gran corrida de toros inaugural. 

La comisión de festejos organizó dos soberbios carteles para la inauguración oficial que contaron con la presencia de algunas de las mejores figuras del panorama taurino. No sin dificultades, el día 10 de septiembre hicieron el paseillo por la engalanada plaza de toros el afamado rejoneador Antonio Carreño y los diestros “Chicuelo”, Vicente Barrera y “El Algabeño” con toros de la ganadería de Veragua. Tanto esta corrida como la mixta anunciada para el día siguiente, donde destacaba el maestro Antonio Sánchez con los novilleros Andrés Mérida y Fortuna Chico con toros de La Viuda de Esteban Hernández, fueron un auténtico éxito. 

La primera corrida en la nueva plaza de toros

Como hemos mencionado, el cartel anunciaba a Antonio Carreño “Chicuelo” y al “Algabeño” el 10 de septiembre de 1929.  La corrida se celebró a pesar de las dificultades, entre las que se encontraban la de que sanidad no autorizaba el encajonamiento de los toros y que el rejoneador Cañero anunciaba imposibilidad de torear debido a que sus caballos estaban enfermos. Para solucionar estos inconvenientes, la comisión de festejos tuvo que actuar de forma picaresca abordando a Cañero y facilitando la corrida. Además surgió la cogida de Vicente Barrera en la corrida previa de Albacete. Sin embargo, los villanovenses insistieron y persuadieron para que viniera a torear. 

Pese a las adversidades, la corrida salió adelante y fue todo un éxito. 

Imagen actual de la plaza – Foto Diego Jiménez 

Imagen actual de la plaza – Foto Primitivo Sánchez